vendredi 10 mai 2019

Shock El Cóndor y el Puma

Albert Boronat, Andrés Lima, Juan Cavestany y Juan Mayorga (Texto), Albert Boronat y Andrés Lima (Dramaturgia. Inspirada en "La doctrina del Shock" de Naomi Klein), Andrés Lima (Dirección)
Reparto: Ernesto Alterio, Ramón Barea, Natalia Hernández, María Morales, Paco Ochoa y Juan Vinuesa. Duración 3horas (con 10' de descanso).
Se trata de un teatro documental adaptación de la obra de Naomi Klein La doctrina del shock, diálogos escritos a ocho manos, y ya parecen demasiadas, que pretenden dicen representar nuestra historia para reconocernos a nosotros mismos. 
Se parte  de los experimentos psiquiátricos de Donald Hebb y Ewen Cameron en los años 50 con las teorías ultraliberales de la Escuela Económica de Chicago, liderada por Milton Friedman, para instalar el capitalismo en todo el mundo, que se empezó a aplicar políticamente en los golpes de estado de Chile y Argentina en los años 70 del siglo pasado, la obra acompaña a Pinochet en sus estancia en Londres hasta su muerte.
Un escenario circular que rota constantemente, unos actores que parecen presos de hiperactividad, las escenas del mundial de Argentina con Alterio de Kempes/ Videla son el zenit; unos cigarrillos que no lo son, pero huelen a demonios; un humo que surge de vez en cuando sin que se sepa muy bien el significado; una duración que se alarga, y se alarga innecesariamente...
Los actores no son malos, ni buenos, son demasiados personajes, y muchas veces tan parecidos que se tarda en identificar qué rol han acogido. No hubo reacción del público en la primera parte.  Ridiculizar a Elvis Presley haciendo durar su intervención valiéndose de una invitación a que le acompañen dos señoras mayores del público a las que no debió de agradar mucho verse de pronto enfocadas; ese Victor Jara resucitado tras ni se sabe cuántos disparos que al final, cae fulminado;  la enntrevista Thatcher/matrimonio Pinochet histriónica, ahí sí el público soltó la carcajada (fácil).  
Cuatro enormes pantallas que reflejaban las mismas imágenes colaboraban a la sensación de claustrofobia interminable, además del estruendo y de las luces estroboscópicas. No falta tampoco la voluntad de "guiarnos" para que nos demos cuenta del desastre y reaccionemos.
Anunciaban 2h30 pero, no, fueron tres horas, tres horas de tortura. Al final, hubo aplausos, y probablemente le darán premios.


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