Leiro CAC de Málaga
Francisco Leiro (Cambados,
Pontevedra, 1957). Más de 40 obras entre esculturas y dibujos que
suponen una alegoría de la vulnerabilidad y fragilidad humana poblarán
las galerías del museo hasta el 7 de enero. En ellas, la realidad pasa a
ser una ficción más, una construcción humana en la que el autor ejecuta
un juego de ambivalencia entre el lenguaje literal y el figurativo.
Así, la muestra acoge sus obras escultóricas realizadas en madera, entre
las que podrán verse referencias a 'El Quijote', la estatua de un dios
de más de tres metros, figuras antropomorfas o escenas relacionadas con
la masacre de Alepo, en Siria.
"Desde finales de los años 70
centré mi trabajo a partir de la figura humana. Venía de un ambiente más
surrealista, mientras que a partir de los 80 fue adquiriendo más
rotundidad, valorando el movimiento del cuerpo. En aquel momento no
pensé que los siguientes 40 años los dedicaría a hacer escultura
figurativa", recordó Leiro a EL MUNDO, quien además subrayó que trabajar
"a partir del cuerpo humano, con una gran libertad formal, es
inagotable". "Tanto el ser humano como la representación del cuerpo o
los sentimientos de sujeto sufren una continua metamorfosis y mi trabajo
se deja llevar por ese flujo".
En relación a la muestra, el
artista presenta una selección que considera importante dentro de los
últimos 12 años. "Arranca con la última obra que hice en mi estudio de
Nueva York, 'Capítulo XV' o 'Don Quijote apaleado por unos arrieros', y
remata con la pieza hecha en 2017, 'El busto parlante', también
inspirada en la obra de Cervantes, tratándose ambos de dos conjuntos
escultóricos", adelanta Leiro, cuyas creaciones presentes en el CAC "son
las que realizo desde que abrí mi estudio en Madrid en 2005, que son
más directas y las figuras más naturalistas, pero sin llegar a ser
realistas".
Otra de las piezas potentes de la muestra es 'Alepo
2016', "un trabajo sentido en recuerdo del desastre de Siria, tratándose
de una columna cuyos tambores se intercalan con cuerpos sacrificados".
"Todo lo que sé de la vida lo aprendí a través del ar
te", justifica
Leiro, quien aprovecha sus obras escultóricas para opinar, "ya que en
general el arte sirve para concienciar a la gente y, obviamente, esto
tiene una función pedagógica, pero todo depende de la mirada del
espectador".
Para Fernando Francés, comisario de la exposición, el
artista "es claramente uno de los firmes ejemplos de cuando el arte es
compromiso con la vivencia y el pensamiento autobiográfico". "Leiro se
compromete, se empapa de la realidad, de las masacres, de las
injusticias, de los asesinatos, de la desmesurada violencia que existe
para trasladarlo a sus esculturas, donde nos encontramos, queriéndolo o
no, con la cruda realidad: personas muertas apiladas,
inocentes que reciben palizas, trabajadores que recogen restos humanos
del suelo, o limpian un desastre causado por los propios hombres". Un
compromiso que le ha llevado a lo largo de todo el mundo y que ahora
asombra en el CAC de Málaga.
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