Las noches de las mil y una noches N.Mahfuz
Después de la oración del alba, mientras nubes de oscuridad se enfrentaban
a una ráfaga de enérgica luz, se convocó al visir Dandán a presentarse ante el
sultán Shahriyar. Su aplomo se disipó y en su pecho palpitó su corazón de
padre. Mientras se vestía balbuceó: “Ahora se cumplirá el destino, tu destino,
Sherezade.”
Fue por el camino que sube a la montaña a lomos de un rocín seguido por un
grupo de guardianes. Los precedía un hombre que portaba una antorcha en un
ambiente impregnado de rocío y un agradable frescor. Tres años había pasado
entre miedo y ruego, entre muerte y esperanza. Habían transcurrido a la par que
los cuentos, gracias a los cuales la vida de Sherezade se había prolongado tres
años. No obstante, como todo, los cuentos tienen también un final, y se habían
acabado la noche anterior. ¿Qué destino te espera, querida hija mía?, se
preguntó.
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