In memoriam La quinta del biberón
Con Joan Amargós, Enric Auquer, Quim Àvila, Eduardo Lloveras, Lluís Marquès y Joan Solé.
Pasqual se enteró de la existencia de la quinta del biberón cuando a los
7 años descubrió que un tio al que nunca conoció formó parte de aquella
leva cuyo nombre se atribuye a Federica Montseny, la primera mujer
ministra en España. Cuentan que ella vio desfilar a un grupo de esos
30.000 jóvenes reclutas y los comparó con niños a quienes les habían
sacado el biberón, debido a su extrema juventud.
La obra se divide en tres partes. La primera muestra su visión de la
guerra cuando se presentan, respondiendo al requerimiento oficial, el 27
de abril de 1938. La segunda muestra la convivencia entre ellos antes
de cruzar el Ebro y después, cuando lo logran y deben atrincherarse para
luchar. La parte final se sitúa el 12 de noviembre, cuando quienes
sobrevivieron inician la retirada.
La vida en el campo de
batalla de aquellos jóvenes reclutas de entre 17 y 18 años aparece
retratada por los actores. La inmersión en aquella época se refuerza
mediante una banda sonora con música de entonces pero también
con obras barrocas interpretadas en directo. Dos violines, Oriol Algueró
y Ricart Renart; dos violonchelos, Oriol Aymat y Joan Palet, y el tenor
Robert González dirigidos por Dani Espada (clavicémbalo y órgano)
interpretan pasajes de obras de Purcell y de 'Il combattimento di
Tancredi e Clorinda', de Monteverdi, una pieza sobre conflictos amorosos
tratados desde una óptica guerrera. En algunos momentos los actores se
suman a los músicos en la interpretación de polifonías de los
madrigales.
Emocionante, anti belicista, denuncia lo absurdo de todas las guerras, bien. Pero hacer de los dos frentes dos caras de una misma moneda, hacer ver que todos los oficiales eran unos señoritos cobardes, que los catalanes tuvieron peor trato por el hecho de serlo, eso roza el maniqueismo.
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