La resistencia intima JM Esquirol
El plato en la mesa, el aceite y el pan. La mesa servida, la olla humeando y los vasos empañados por el vapor del caldo. ¿Qué es lo que aleja esta imagen cotidiana de la experiencia nihilista? ¿Por qué no se aviene con los escenarios del vacio y del absurdo? ¿Con qué la asociamos? ¿Hacia dónde nos conduce? El plato en la mesa, con lo que se cocina -o se solía cocinar- en casa; nada sibarita ni sofisticado. Asociamos la imagen, sobretodo con el cuidado que supone cocinar para los demás, la compañía y el amparo casero. También, naturalmente, con el placer de comer. Y con la memoria de los "elementos".
El filósofo nos anima a volver a la sencillez, a cuidarse y cuidar de los demás protección frente al narcisismo y al nihilismo. Sólos somos más frágiles, anima a compartir, AMPARAR, hablar para fortalecernos y hacer frente a las amenazas. La vida no es sólo expandirse, ascender, es también refugio. No dejarse llevar por lo que se lleva, resistir para vivir mejor.
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