Mi relación con la comida Angélica Liddell
Productora, directora y protagonista Esperanza Pedreño 1h30
"Yo merezco el escupitajo del africano. / Yo merezco el odio del
africano. / Yo merezco el odio del pobre. / Y la gentuza que come dos
platos y postre en ese lugar merece mi odio. / Repito, se trata de la
clase social. / ¿Ya se ha olvidado usted de las clases sociales? /Hablo
del dinero". Vaya eso por delante por si alguien se había pensado que
hablábamos de una obra sobre la anorexia. "No hablamos de una enfermedad humana, más bien de una enfermedad social, una carencia".
"Una de las cosas que me atrajo de la función es que está escrita
como un largo poema; tiene un ritmo muy rico para experimentar con él.
También es un texto muy confesional donde no deja títere con cabeza y
con el que cualquier persona puede sentirse identificada", explica la
actriz.
"Esta obra es una vomitona mental, es un alegato en contra de la gente
que no está por la labor de mirar al que no puede defenderse. En este
sistema que hemos creado, miramos hacia otro lado y nos blindamos frente
a los que se están muriendo de hambre en África o las injusticias
sociales que se cometen en todos los fascismos, no sólo políticos, sino
también religiosos. El más débil se muere ahí o lo bombardeamos".
Esperanza Pedreño lo afirma con una suavidad rotunda que no hace dudar
de que cree firmemente en lo que hace.
En su puesta en escena, saca a algunos espectadores al escenario para hacerles partícipes "de este alegato del teatro como medicina; del arte como sustituto del Estado.
Angélica crea su propio ideario del arte como sustituto del Estado.
Ella dice: si el Estado es la búsqueda del bien común, el arte es el
verdadero Estado".
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