Ingres en el Prado
Retratos
La exposición presenta un desarrollo cronológico-temático por la trayectoria artística del pintor. A lo largo de 11 secciones, Un artista, múltiples formaciones; Retratos íntimos. Primeros retratos oficiales; Roma y los mitos; El desafío clásico; “Troubadour”; Ingres y el XIV duque de Alba; Mujeres cautivas; Nuevos retratos; Pintura religiosa; Suntuosa desnudez; y Últimos retratos, la muestra atiende de manera específica la compleja relación que Ingres mantuvo con el género del retrato, construida a través del rechazo y de la admiración, y que se confronta con su ambición constante por ser reconocido, en primer lugar, como un pintor de historia.
Desnudos e historia
En la Gran Odalisca, del Museo del Louvre, “se unen magistralmente el deseo de la representación ideal, de la representación platónica del desnudo, con una imagen carnal de la mujer. Esta aparece completamente desnuda sin ningún argumento, ni mitológico, ni literario, ni histórico que justifique su desnudez. Se basa en una idea de pura sensualidad, de simple deseo”, asegura Carlos G. Navarro, comisario institucional de la exposición.
Otra mujer mira a la Gran Odalisca, “es su compañera en el Salón de 1819, Angélica liberada por Ruggiero“, que muestra a una mujer sensual y voluptuosa, claro paradigma del erotismo contemporáneo. Entre las obras míticas del pintor también se encuentra El baño turco del Louvre, que sublima su pasión por exaltar la curva como forma perfecta para revelar su inagotable entusiasmo por el cuerpo femenino situado siempre en contextos exóticos.
La exposición presenta un desarrollo cronológico-temático por la trayectoria artística del pintor. A lo largo de 11 secciones, Un artista, múltiples formaciones; Retratos íntimos. Primeros retratos oficiales; Roma y los mitos; El desafío clásico; “Troubadour”; Ingres y el XIV duque de Alba; Mujeres cautivas; Nuevos retratos; Pintura religiosa; Suntuosa desnudez; y Últimos retratos, la muestra atiende de manera específica la compleja relación que Ingres mantuvo con el género del retrato, construida a través del rechazo y de la admiración, y que se confronta con su ambición constante por ser reconocido, en primer lugar, como un pintor de historia.
Desnudos e historia
En la Gran Odalisca, del Museo del Louvre, “se unen magistralmente el deseo de la representación ideal, de la representación platónica del desnudo, con una imagen carnal de la mujer. Esta aparece completamente desnuda sin ningún argumento, ni mitológico, ni literario, ni histórico que justifique su desnudez. Se basa en una idea de pura sensualidad, de simple deseo”, asegura Carlos G. Navarro, comisario institucional de la exposición.
Otra mujer mira a la Gran Odalisca, “es su compañera en el Salón de 1819, Angélica liberada por Ruggiero“, que muestra a una mujer sensual y voluptuosa, claro paradigma del erotismo contemporáneo. Entre las obras míticas del pintor también se encuentra El baño turco del Louvre, que sublima su pasión por exaltar la curva como forma perfecta para revelar su inagotable entusiasmo por el cuerpo femenino situado siempre en contextos exóticos.
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