Don de lenguas Rosa Ribas, Sabine Hofmann
Como un hurón enjaulado, Abel Mendoza iba de un
lado a otro del monstruoso escritorio levantando pequeñas nubes de polvo al
revolver pilas de papeles que no habían sido tocados desde hacía meses. Se
volvió hacia los estantes llenos de libros de medicina. Las manos parecían
haber cobrado vida propia y se movían enajenadas sacando libros, recogiendo
algunos de los caídos al suelo, cerrando
los cajones abiertos y abriendo los cerrados.
Mariona, rica, viuda, aparece muerta. La joven
periodista Ana ayudará al inspector Castro a elucidar el crimen gracias a las habilidades
de su prima, doctora en literatura. Letras, franquismo, policías corruptos y
trepas, miedo, engancha hasta el final.
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