dimanche 31 août 2014

Retrato de un hombre inmaduro L.Landero

¿Qué si me había dormido? No, qué va, cómo me iba a dormir. Estaba acordándome, no sé por qué, de un anuncio que leí hace unos años mientras hacía cola en la panadería de Lucas. Decía así: “Impedido, Óskar, silla de ruedas a motor, ultraligera, con sube bordillos, solicita asistente para manifestación guerra de Irak”, y un número de móvil. Medía cuartilla mal rasgada de un cuaderno escolar, prendida con una chincheta en el panel de corcho y escrita con torpe y concienzuda caligrafía infantil.
Y recuerdo que al leer esas líneas, de repente sentí la llamada, la dulce e imperiosa llamada d e la virtud, y el placer anticipado de convertirme en un hombre ejemplar.
La última noche en el hospital de un hombre que va a morir, sus recuerdos anécdotas, parte de su vida en suma. Desigual.

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