La casa de la mezquita Abdolah Kader
Alef
Lam Mim. Había
una vez una casa muy antigua llamada “la casa de la mezquita”.
Era
grande, de treinta y cinco habitaciones, y durante siglos habían vivido en ella
familias emparentadas al servicio de la mezquita.
Todas
las estancias poseían una función y un nombre correspondiente, como el cuarto
de la cúpula, el cuarto de fumar, el cuarto de las historias, el cuarto de las
alfombras, el cuarto de los enfermos, el
cuarto de las abuelas, la biblioteca y el cuarto del grajo.
Se
había construido detrás de la mezquita, adosada a ésta. En un extremo del
patio, una escalera de piedra conducía a la azotea, desde la que se accedía al
templo. Y en medio del patio se hallaba el houz, la alberca hexagonal
para las abluciones antes de la oración.
Por
aquel entonces la casa estaba habitada por las familias de tres primos: AgaYan,
el vendedor de alfombras, responsable del viejo zoco de la ciudad; Alseberi, el
imán de la mezquita; y AgaShoya, su muecín.
Escrita en neerlandés, su autor de origen
iraní nos narra la historia de un clan que ve tambalear su posición
privilegiada cuando la revolución islámica arrasa la tranquila ciudad de
Seneyán en la que viven. Muertes, fanatismo en nombre de Alá, guerras, desapariciones,
dolor. Tras la tormenta vuelve la paz y el sentido común.
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