La bibliotecaria de Auschwitz Iturbe Antonio
Auscwitz-Birkenau, enero de 1944
Esos oficiales. que visten de negro y miran la muerte con la indiferencia de los enterradores, ignoran que sobre ese fango oscuro en el que se hunde todo, Alfred Hirsch ha levantado una escuela. Ellos no lo saben, y es preciso que no lo sepan. En Auschwitz la vida humana vale menos que nada; tiene tan poco valor que ya ni siquiera se fusila a nadie porque una bala es más valiosaque un hombre. Hay cámaras comunitarias donde se usa gas Zyklon porque abarata costes y con un solo bidón puede matarse a centenares de personas.
En medio del horror, los libros, la infancia y la dignidad. Bien documentado, el libro engancha, heroes anonimos, victimas y verdugos.
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