vendredi 6 septembre 2013

Mimoun R.Chirbes


Cuando tomé la precipitada decisión de vivir en Marruecos, no imaginaba que , en un país que había recorrido en varias ocasiones y que siempre me había parecido desértico, pudiese llover tanto. Sin embargo, aquel invierno que pasé en Mimoun llovió durante semanas enteras. El viento se ensañaba con las ramas de los árboles, y las ramas de los árboles, al moverse, torturaban mi imaginación.
" Me apetecía escribir algo que fuera doloroso, que al mismo tiempo fuera un perdedor de la Transición, alguien que se ha ido allí huyendo de un mundo que no le gusta; y también una especia de autocrítica existencial, en el sentido de que no hay paraísos, de que uno no puede escapar de la realidad. Y al mismo tiempo hay una crítica de Marruecos, pues la imagen que se nos daba entonces era la de un país muy exótico y placentero."
Efecto conseguido, queda el lector con ganas de dejar a Manuel.
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