La opera de Vigàta de A.Camilleri
Si una noche de invierno desapacible, ya de suyo, con lluvía, truenos, relámpagos y vientos, un viajero hubiera pasado por la gran mancha donde surgía el nuevo teatro de Vigàta, al ver en medio de qué desastre se encontraba, farolas arrancadas, parterres destruidos, vidrios rotos, soldados a caballo que corrían por las calles, carrozas que iban y venían con personas heridas o señoras desvanecidas y al oir disparos lejanos, exclamaciones ora lastimeras ora airadas, ruegos, solicitudes de ayuda y blasfemias, en seguida habría espoleado su caballo para escaparse de aquel que, con razón, habría creído un nuevo cuarenta y ocho. Nunca jamás habría podido imaginar que aquella destrucción, aquel desastre, aquella ruina había sido causada por la nota falsa de una soprano.
Aucun commentaire:
Enregistrer un commentaire